19/11/10

EL TRATAMIENTO INTEGRAL DE LA MATERNIDAD

Frente al hecho mismo de la maternidad nos encontramos en estos últimos tiempos con la posibilidad de contar no solo con la atención médico obstétrica, como especialidad altamente avanzada, sino que además existe en el mejor de los casos un espacio de psicoprofilaxis que podríamos decir piensa y prepara a la futura mamá y al papá de aquel niño o niña que esta por venir.
 Como trabajadores de la salud al pensar este modo de prevención que es tan importante para el futuro desarrollo de los acontecimientos, sería esperable que tuviéramos presente que en la actualidad una mujer enfrenta situaciones cotidianas en medio de múltiples exigencias, y que quizás confundida por las normas de sus padres que no le sirven para su vida actual y/o sensibilizada por teorías que se contraponen a sus posibilidades reales, llega igual a la maternidad llena de contradicciones y temores.
No caben dudas de que ser madre es una experiencia hermosa y plena para una mujer, pero no todas lo viven de la misma manera, para muchas representa una situación angustiante de la que prefieren escapar anestesiándose, para otras es una situación culpógena de la que logran aliviarse haciéndose perforar el vientre para sacar el hijo de sí. Y aunque esto último suene algo generalizado, son ejemplos que no evaden el hecho de que cada caso es subjetivo y particular pero aún así podemos decir que no todas las mujeres están en condiciones de disfrutar del placer de ser madres.
Tener un hijo implica no solo buscarlo por el falso instinto maternal o porque es lindo tener niños, sino porque además después de parirlo habremos de asumir la responsabilidad integral de amarlo, criarlo, alimentarlo, educarlo y emergerlo en el contexto social de la vida con nosotros mismos.
Cuando una mujer se embaraza, no es solo ella la que espera el hijo que gesta dentro de su vientre, hay un hombre, futuro padre implicado de muchas maneras y hay una familia que espera un nuevo miembro. El hijo que se espera es también el sobrino que se desea, el nieto que se anhela, el hermanito con quien se sueña o se rechaza.
Por todo esto y vaya a saber cuanto avatar más, podríamos empezar a pensar que el éxito de un cuidado maternal completo debe ser valorado no sólo en términos de salvación de vidas y mejoramiento de índices de salud de madres y niños, sino también por la reducción de temores, dificultades o aflicciones de quienes asumen la maternidad.
El embarazo constituye un fenómeno normal de la vida del ser humano pero cobra diferentes significados según quien este en cuestión, por eso se presenta de manera distinta en cada mujer y en cada uno de los partos. Si tenemos en cuenta el punto de vista biológico, todas las mujeres están igualmente dotadas para gestar y parir, entonces ¿a que se deben las diferencias individuales, tan sutiles a veces?
Un ejemplo de las diferencias puede ser observable en relación a los síntomas durante el embarazo, estos pueden ser de carácter físico o psicológico y a través de ellos se puede pesquisar el significado del hijo para esa mujer y también para ese hombre cosa que generalmente se suele excluir. Desde la medicina esto puede ser una señal mediante la cual la mujer y/o la pareja, nos indican su necesidad de ayuda, comprensión, entendimiento, en ese momento que atraviesan.
Las mujeres experimentamos la maternidad como un cambio en todas la áreas, corporales, sociales, psicológicas, lo mismo le sucede salvo en lo corporal al padre, pero como somos producto de una cultura occidental básicamente disociativa llevamos nuestros malestares físicos al médico y las angustias al psicólogo, en el mejor de los casos.
Por lo tanto nos enmarcamos en la psicoprofilaxis obstétrica, como se suele conocer a éste espacio, el que implica tal como lo indica su nombre tareas preventivas de la psicología que permitan expresar libremente a la mujer y a su pareja, los síntomas del embarazo y lo que les acontece con el hijo y por el hijo, no provocando sentimientos de culpa y entendiendo que los mismos son parte de éste proceso y no indicios de patología.
La maternidad como acontecimiento natural, pero como toda experiencia humana, está establecida y regulada dentro de un conjunto de procedimientos, reglas y estipulaciones que irán variando y modificándose de acuerdo al tiempo y lugar donde se desarrollen.  Las mismas tendrán efectos y consecuencias en todos y cada uno de los participantes de dicha experiencia, ésta afectará a la madre y a su bebé, pero también al padre y a los otros integrantes de ese conjunto que podemos denominar familia.
La idealización clásica de la maternidad va de la mano de su ausencia de valoración simbólica esto se traduce en un borramiento del ser mujer en aras del ser madre.
¿Para qué tener hijos? La satisfacción derivada de la crianza, que comporta la labor de acompañamiento está silenciada, esta labor se plantea únicamente en términos de sacrificio, uno de los arquetipos de la maternidad idealizada que sitúa a las madres en el sólo dar.
¿Qué hacer frente a estas situaciones cada vez más comunes?, cómo recuperar las riendas de la propia existencia –que implica el ejercicio de  maternidad –sin sentirse conducida, sino conduciendo.
Hay que tratar de conquistar el espacio propio que puede traducirse en espacios físicos, reales y simbólicos que toda mujer precisa para contactarse con su identidad femenina particular.
En salud comunitaria si reunimos a un grupo de mujeres y les proponemos hablar de algún tema maternal se puede comprobar, todo el conocimiento con el que cuentan, además todo lo compartido, cuando estamos dispuestos a escuchar, se traduce en una verdadera participación comunitaria que se hace sentir como una realidad generadora de efectos.
En cuanto a la labor del psicólogo y de cualquier profesional implicado en la tarea de la maternidad debe estar orientada y destinada a permitirle a la futura mamá a ser aceptada y que pueda mostrarse tal cual es y tal cual es para ella la maternidad. La prevención tiene que ver entonces con comprender su manera particular de estar embarazada.
Dentro del análisis de los temas referentes a la maternidad resulta de gran importancia también poder encarar la situación psicológica y social que vive el hombre frente al embarazo y el parto de su pareja, y frente a su propia paternidad. Él padece de una serie de ansiedades que son de público conocimiento pero aún hoy muchas veces excluidas en relación a los asuntos de la maternidad. Por tanto se hace necesario incluirlo en el devenir de los acontecimientos en el desempeño de su rol junto a su compañera y sus implicancias respecto de la llegada del que también es su futuro hijo. Hoy estamos hablando de un padre que no será solo el ansioso esperando fuera de la sala de partos, sino que estamos en su mayoría en presencia un hombre afectivo que ayuda efectivamente a pujar a su mujer, que puede presenciar una cesárea, que recibirá a su hijo. Consciente de su paternidad biológica y sociológica.
Y por último porque llamar a éste espacio “curso de preparación integral para los futuros padres”, en él se incluye también encuentros con toda la familia de los mismos. Dicha modalidad implica conocer el campo de influencias respecto del nuevo ser que esta por llegar, ya que al escuchar las opiniones que dan respecto a las pautas de crianza, enriquecen y crean una vía de afectividad invalorable y además ayuda a la embarazada a reconocer la importante ayuda que la familia aporta y que visualice cuando puede presentarse alguna dificultad en éste aspecto, lo que hace también a la prevención de futuras situaciones.
Por ejemplo aunque hagamos una buena preparación integral de la pareja, puede suceder que algún miembro de la familia, como ser una abuela se convierta en un factor negativo del puerperio, perjudicando el lábil proceso del vínculo madre-hijo. Por eso la importancia de incluir a futuros abuelos sobre todo ya que la maternidad se ve complicada muchas veces por una red de determinaciones que se ven implicadas con la llegada de un nuevo miembro en la realidad de una nueva estructura familiar en formación. Son los problemas vinculares los que salen a la luz y sobre todo entre generaciones donde los abuelos del futuro niño o niña tiendan a querer implantar sus propias normas de crianza, abrumándolos con teorías, desvalorizándolos, etc.
                                                                                        Maternidad. Mito y realidad
                                                                                              (fragmentos)
                                                                                              Mirta Videla




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