26/8/12

Claudia Messing: "Nunca fue fácil ser padres, pero ahora es más difícil”



La socióloga Claudia Messing explica por qué los chicos se sienten pares de los adultos. "Se insiste a los adultos en la puesta de límites pero no se les da herramientas para hacerlo”, dice.
"¿Por qué es tan difícil ser padres hoy?” Tan atractiva como desafiante es el título de la jornada que ofrecerá la psicóloga y socióloga Claudia Messing. Si bien el encuentro está previsto realizarse en Buenos Aires, vale la pena indagar en el interrogante que promueve la charla. “Nunca fue fácil ser padres, pero ahora es más difícil”, anticipa Messing sobre el debate de cómo se posicionan los chicos antes los adultos. Una cuestión que sin dudas trasciende a la familia y se vuelca también al ámbito de la educación.

La jornada programada para el 8 de septiembre y organizada por a Fundación Sociedades Complejas está pensada para padres, educadores y estudiantes de los profesorados y demás carreras interesadas en la  problemática.

“Haremos hincapié en una visión en profundidad de lo que es la simetría inconsciente, como cambio psíquico estructural de los niños y los jóvenes, y también de muchos adultos. Vamos a explicar —adelanta Messing— las consecuencias de los cambios que trae esta simetría y por qué es necesario un nuevo modelo de autoridad para poder contener, tratar y poner límites a los chicos de hoy. Se insiste mucho en la puesta de límites, en que el adulto tiene que ejercer su rol, pero no se les da suficientes herramientas para hacerlo”.

—¿Y cómo se hace para poner esos límites?

—Es totalmente diferente a como se ponían antes, cuando existía una jerarquía en la cabezas de las personas que ahora no existe. Justamente la simetría inconsciente es un cambio por el cual los chicos desde la más tierna infancia copian a los padres como si estuvieran frente a un espejo. Se mimetizan con ellos y quedan ubicados inconscientemente en paridad con el adulto. Entonces, cuando a un chico actual, posicionado internamente como un par tuyo, le vas a poner límites, te mira y te pregunta: “¿Vos quién sos para hablar así?”, o te levanta el dedito y te dice: “Yo te voy a poner en penitencia”. El chico copia, imita al padre, que desconcertado no sabe bien qué hacer. Entonces si uno tiene recursos, conoce las características de cómo piensan, sienten, funcionan es más fácil acercarse y manejar la situación.

—El título de la charla es “Por qué es difícil ser padres hoy”, ¿antes era fácil ejercer este rol?

—Nunca fue fácil, pero ahora es más difícil. Antes era mas fácil porque cuando existía un mundo autoritario y jerárquico donde la autoridad estaba respaldada por una sociedad, que a su vez tenía jerarquías y límites, era más sencillo, estaba respaldado. Ahora tenemos que construir una autoridad sin modelo anterior. Esa es la diferencia, el modelo hay que crearlo.

—Cuando se habla de la relación entre adultos y chicos, hay una apelación constante a decir “esto antes no ocurría”, “esto antes no pasaba”. ¿Qué opina?

—Ese es un error. En vez de quejarse por la leche derramada hay que desarrollar nuevos mecanismos para llegar a los chicos actuales. Si uno aprovecha este cambio es maravilloso lo que se puede lograr. Porque en realidad nos empuja hacia modelos muchísimo más democráticos, inclusivos, maduros, con capacidad de incluir al otro, con capacidad de comunicación. Este es un gran desafío.

—Es decir, otro modelo y sin pérdida de la autoridad del rol del adulto.

—Exactamente. El adulto tiene que seguir siendo el adulto, sino no hay timón en este barco. Por supuesto que tiene que guiar, pero sabiendo quiénes son sus marineros. Porque al no conocerse en profundidad cómo es el chico actual se le trata de imponer un modelo anterior que no funciona. Se puede ejercer la autoridad perfectamente bien, sin necesidad de autoritarismo, ni de gritos ni exaltaciones, simplemente conectándose con el chico. Se trata de la construcción de un modelo de autoridad, que se muestre también con limitaciones. Uno no puede resolver todo por el otro, necesita que el otro te incluya, lo necesitamos en la casa, en la tarea escolar. El adulto necesita que el chico participe y colabore.

—Un seguimiento responsable de la familia ayuda a que los chicos les vaya mejor en la escuela, pero no siempre esto ocurre. ¿Qué conspira contra esa posibilidad?

—Lo que puede operar en contra es la falta de espacio de los padres. Pero la verdad es que ellos están interesados en apoyar a sus hijos, creo que muchas veces no saben cómo. Y además creo que la escuela también está interesada en la participación de los padres, creo que todos están interesados en un cambio. La Argentina es un país evolucionado en cuanto a su capacidad de reflexión. Por eso insisto con esta pieza clave que es la simetría inconsciente. Cuando a nivel educativo se empiece a trabajar desde el jardín de infantes, que los chicos internamente están posicionados como adultos va a cambiar totalmente la situación. Ese chico necesita ser más respetado que nunca, lo cual no significa que el padre le tenga que explicar la Teoría de la Relatividad para ponerle un límite Es un camino de conversación y de acuerdo que genera en el chico responsabilidad.

—¿Esto puede llevar a una mayor autonomía en los niños?

—Claro, se genera una mayor autonomía. Se trata de aprovechar la simetría inconsciente para que se responsabilicen, tomen conciencia de los límites. Porque en definitiva un límite es una advertencia a un peligro, es la conciencia de una limitación, y no una orden autoritaria como se lo suele plantear.

—En los encuentros con los docentes, ¿cuál es la mayor preocupación que tratan?

—Me produce muchísima satisfacción en esos encuentros cuando podemos trabajar con los docentes como quien necesita de la ayuda del otro, y no como quien lo puede todo. Los educadores tienen que ser inclusivos con los alumnos, plantear los temas pero también llegar a acuerdos y comprometer a todos en ese cumplimiento de los mismos, es una forma de involucrarlos.

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